miércoles, 18 de mayo de 2011

Historias para compartir

En estos días me he dedicado a buscar historias de sobrevivientes de cáncer, un poco para pensar que no estoy sola y otro más para inspirarme con sus experiencias y pensar que si ellos pudieron superar el cáncer, yo también podré.

Fue en esta búsqueda que Triny me compartió la historia de su mamá, la cual me dio permiso de publicar en este espacio. Al leer ese relato, me di cuenta que tenemos mucho en común y seguramente muchas otras personas que están pasando por una situación similar se sentirán identificadas también...


A nadie le gusta golpearse la cabeza… pero ese diciembre, “tuve que hacer mi gracia”. Un golpe tan fuerte se siente chistoso, es como si de tanto dolor, se te entumiera todo. Cuando me ví en el espejo ese chichón me sentí muy mal y a pesar de mí, tuve que ir al doctor cuando amaneció y ví que la mitad de mi cuerpo no se movía. A mí no me gusta depender de nadie y saber que no te puedes ni bajar bien el calzón para ir al baño me hacía sentir muy mal, muy inútil. Gracias a Dios que recuperé el movimiento y seguí trabajando, aunque no se crean, todas las tardes me agarraba mucho dolor de cabeza (pero como no me gusta tomar medicinas, no le decía a nadie y me aguantaba).

Estar enferma para mí es lo peor que me puede pasar. Muchos doctores haciéndome preguntas, para que después te digan, como todos que “te tienen que operar”. Cuando eso me dijeron, lo primero que pensé era a quien le iba a encargar que guisara en Navidad y Año Nuevo; mi hija mayor cocinaba muy feo y a Triny no le gusta la cocina. Al final mi hija la menor, fue la que tuvo que cocinar un pollo que le hizo falta mi sazón.

Después de que me drenaron el coágulo que se hizo por el golpe (y que los doctores descubrieron que era un tumor muy grande que tenía en esa parte de la cabeza), sentí cosquillas en el cuerpo, mi marido dice que eso era miedo. Yo le digo que no, miedo fue cuando me dijeron que me iban a hacer cesárea en mi tercer embarazo o cuando me enteré que estaba embarazada por cuarta ocasión.

Esas fiestas de diciembre fueron muy raras: por primera vez estaba en una cama, descansando y no me estaban presionando para que la cena estuviera lista, para que planchara la ropa de mi marido o para ir a juntas de la escuela. Yo creo que en un hospital no se descansa, ni tampoco uno puede tomarlo como vacaciones aunque todo el día estés en la cama.

En abril del siguiente año me quitaron el tumor y fue una operación de 16 horas; mi marido tuvo que firmar papeles en donde les quitaba la responsabilidad a los doctores de que yo me muriera, quedara tullida o en estado vegetal. ¡Les hubieran visto a todos la cara! Estaban más nerviosos que yo y eso que ahora sí yo sentía cuchi cuchi. Pero vamos por partes, no es que yo tuviera miedo a morirme (porque pienso que a todos nos toca la hora y no me voy a ir antes de lo que deba); mi mayor temor era quedar cuadrapléjica y depender de todos y al final, como siempre pasa, se hartaran de mí.

Esto que voy a decir es la primera vez que los que leen o escuchan esto se van a enterar: en el quirófano los médicos no pensaban que yo fuera a salir, yo lo alcancé a escuchar y pensé: “¡pinches doctores!” y dije que yo tenía que estar bien, por mi familia (y también para demostrarles a toda esa bola de batudos que era más fuerte que su ciencia).

Estando en recuperación de la operación, me enteré que tenía cáncer en la médula ósea. Cuando uno tiene cáncer todo cambia: aparecen amigos, familia, y hasta admiradores que uno no sabía que tenía o ya los habías borrado de tu memoria. Todos dicen que eres lo máximo y que le debes de echar ganas, que siempre van a estar contigo. ¡MENTIRA! Yo tengo 10 años de padecer cáncer y mi primo Alejandro solamente se ha venido a parar 3 veces después de la operación y no es que lo eche en cara, sino que para mí, la gente no dice la verdad para hacerte sentir bien. Gracias a Dios a mí me dieron de alta hace 6 años de las quimioterapias y de las radiaciones, aunque la enfermedad me va degenerando huesos y ahorita tengo osteopenia. Nunca me he tomado tan en serio los diagnósticos de los doctores y he tratado de llevar tratamiento alternativo (tomo Zambroza que me hace mucho bien); también me sigo manteniendo activa y aunque la verdad a veces no me quiero levantar, siento que si me quedo en la cama, no voy a salir de ella y bueno, uno nunca sabe las cosas bonitas que quedan todavía por vivir.

Le dicto todo esto a Triny, porque me pidió que le escribiera a su amiga Amaya.

¡Tú puedes Amaya! No hay nada más grande que tus ganas de salir adelante.

- Amaya

viernes, 13 de mayo de 2011

La carrera más bonita

Cuando me dijo Adriana que llevaba 700 personas inscritas para la carrera, no lo podía creer. Pero cuando mi papá empujó mi silla de ruedas para dar el banderazo de salida y vi a toda esa gente lista para recorrer 5 km, mi corazón casi se me sale de la emoción.

El día no pudo haber estado mejor. Todo mundo estaba animado y me sorprendió ver que muchos iban con toda su familia. Había sonrisas por todos lados. Los organizadores resolvían cuestiones de último minuto. El sol empezaba a sentirse. Seguía llegando gente a inscribirse. Los puestos de agua estaban listos...

Me habría encantado correr con todos los demás.  

Cuando me paré de la silla de ruedas y tomé la bandera, sentí un nudo en la garganta. No podía hablar. Entonces uno de los corredores me ayudó y gritó:

"¡En sus marcas...!"

Y yo rematé, esta vez un poquito más segura:

"¿Listos? ¡Fueraaaaa!"

Conforme iban pasando todos, yo iba reconociendo a viejos amigos que hacía años que no veía. Y estaban ahí. Conmigo.

Aleks se acercó, me dio un beso y se lanzó a la carrera. Después de poco más de 13 minutos llegó el primer corredor. Impresionante. Así, poco a poco, fueron llegando todos. Unos corriendo, otros trotando y muchos caminando. Pero todos contentos.

Llegó el momento de la premiación. Las medallas, magníficas. Christian Silva hizo un diseño único: un ángel guardián. Al momento de hablar, me volvió a traicionar el sentimiento y la voz se entrecortó. Quería decir tantas cosas. Quería agradecer a cada uno. Quería abrazar a todos.

Adriana, mi Lokis querida, se sacó un diez. Ella y todas las chicas de rosa. Hicieron algo increíble. La organización estuvo perfecta. Los premios, ni se diga.

Y creo que lo mejor de todo es que durante unas horas, 800 almas convivieron contentas entre amigos y familiares un domingo por la mañana, disfrutando del sol y del mar mientras recorrían el malecón de Coatza...

¿Qué más se le puede pedir a la vida?


Banderazo de salida.

El Aleks iba con todo.

Fui la primera en llegar, aplicando la estrategia de Roberto Madrazo.

Arjona, llegando a la meta con sus niños.

La Lokis con Anita que se aventó los 5 km y llegó feliz a la meta.

Unos corrieron y otros gatearon, pero todos llegaron.

El buen ánimo era evidente.

Aquí el Aleks y yo con Iván y Mariana.

Aquí con Christian, nuestro escultor de lujo.

Y no podía faltar la foto con las mujeres maravilla.
- Amaya

jueves, 12 de mayo de 2011

Después de la carrera...

"El domingo estaba orgullosa de haber terminado la carrera por Amaya. El martes cada vez que caminaba como bebé con pañal caga... no estaba muy segura de que haber caminado los 5 kms sin haberme preparado hubiera sido la mejor opción. Hoy que leí que Amaya está ganando sus batallas estoy dispuesta a caminar un maratón. ¡Sigue así chiquilla! ¡Ánimo!"

- Inés Trejo

jueves, 5 de mayo de 2011

Pimp my cancer!

Esto de tener cáncer es como tener una chamba de tiempo completo. Tienes que conocerlo, estudiarlo, analizarlo, dedicarle tiempo y, de vez en cuando, no tomártelo tan en serio.

Uno tiene que andar buscando literatura para tratar de manejarlo de la mejor forma. Y no sólo me refiero a literatura médica, sino a todos aquellos textos que pueden contribuir a atacar el problema desde diferentes ángulos.

Así que ahí les va mi Top 5 de libros para luchar contra el cáncer.

1. Chemotherapy & Radiation for Dummies. Sí, ya sé, yo también desconfiaba de la línea "for Dummies", pero la verdad es que este libro me permitió darme una idea bastante completa de qué esperar con los tratamientos convencionales y creo que es un buen inicio para cualquiera que acaba de recibir la noticia.



2. It's not about the Bike. Un libro que tienen que leer, tengan cáncer o no. Es totalmente motivador. Lance Armstrong es mi héroe desde que leí su historia. Además de ser un libro bastante fácil de leer, te llena de energía y ánimo para emprender cualquier proyecto, hasta te enamoras un poco más del Tour de France.



3. Modern-Day Macrobiotics. En un intento por mejorar mi alimentación para reducir toda posibilidad de ayudarle al cáncer con lo que como, compré este libro con recetas prácticas de comida macrobiótica, que está basada en toda la filosofía oriental del equilibrio. Comida rica y saludable con bases de cocina china, japonesa e india. También sigue los principios de la alcalinidad y el PH en los alimentos. Y trae fotos de los platillos, ñom, ñom...



4. Anticancer: A new way of Life. Apenas comencé a leer este libro, pero la verdad es que pinta muy bien. Se trata de las recomendaciones de un médico y científico que fue diagnosticado con cáncer en el cerebro y que se vio forzado a realizar cambios radicales en su vida. El libro presenta una recopilación de los mejores alimentos y las mejores prácticas anticáncer.

5. El sentido de la Enfermedad. Es el libro del que ya he estado hablando en este blog. Se concentra en la parte psicológica y espiritual que conlleva el hecho de tener una enfermedad. La autora se muestra como una aliada del lector y presenta una serie de mitos antiguos para ayudarlo a entender el trance por el que está pasando. Buenísima lectura.


- Amaya